lunes, 26 de mayo de 2014

La agricultura ecológica florece















Nerea y Amaia Arzuaga recogen los últimos guisantes en la huerta de su caserío Intsusaran, con el municipio de Andoain al fondo. / UNANUE
  • En el último año la superficie destinada al cultivo ecológico en Euskadi ha crecido un 8%.

  • La cifra de productores alcanza los 389, y el objetivo del sector y el Gobierno Vasco es que se duplique en 2016



Estamos en primavera, la estación en la que posiblemente se puedan obtener menos verduras y frutas de temporada, cuando más flores hay y, a su vez, comienzan a plantarse las semillas para que broten en verano. Apenas un puñado de verduras aparecen en la lista de productos de temporada que Eneek, el Consejo de Agricultura y Alimentación Ecológica de Euskadi, muestra en su página web. Arrancan los guisantes, las habitas; finalizan la col y la lombarda y los ajetes frescos también comienzan a escasear. Las fresas, frambuesas, cerezas y grosellas marcan esta temporada de frutas. Pero la tierra ya está preparándose con vistas a finales del verano y comienzos de otoño, para que el periodo estival con su sol y sus lluvias ocasionales en nuestro territorio hagan su trabajo y las huertas y campos se vistan de verde. Y cada vez son más verdes, ya que la agricultura ecológica que hace unos años se catalogaba como fenómeno, ahora ya se ha convertido en incipiente cultura y saludable costumbre con un buen número de pequeños productores haciendo de la huerta su forma de vida.
«En Euskadi, la agricultura ecológica tiene posibilidades de crecimiento y el Gobierno Vasco busca incentivar este modelo de producción», admite el viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria del Gobierno Vasco, Bittor Oroz. Para conseguir ese objetivo, el departamento trabaja de la mano de Eneek en la elaboración del Plan de Fomento de la Agricultura Ecológica de Euskadi. El Ejecutivo Vasco pretende que para 2016 se duplique el número de productores ecológicos y el de hectáreas cultivadas. Una apuesta decidida, que junto a otras políticas de fomento del primer sector puestas también en marcha por Diputación y diversos ayuntamientos está ayudando a que el número de productores vaya en aumento en los últimos años.

Sin ir más lejos, la cifra de operadores y la superficie destinada al cultivo ecológico crecieron el pasado año un 8% en el País Vasco. Según los datos de Eneek, el número de productores inscritos se situaba a finales de 2013 en 389, una treintena más que a finales del curso anterior. Bizkaia experimentó un crecimiento del 10%, Gipuzkoa del 8% y Araba del 5%. De estos operadores, el 30% se ubican en Bizkaia, otro 30% en Araba y un 40%, aproximadamente 150 productores, lo hacen en Gipuzkoa.
Nerea y Amaia Arzuaga forman parte de este grupo de productores de agricultura ecológica. Llevan apenas tres años con el mono de productoras pero son firmes defensoras de la esta forma natural de alimentación. «No creemos que alimentarse con productos ecológicos o producirlos sea una moda, sino una necesidad de la sociedad», defienden. En sus huertas e invernaderos de los caseríos de Intsusaran y Azpillaga en Andoain siembran sin utilizar productos químicos y conservando el carácter natural de la tierra, sin agredirla ni presionarla en exceso. Muestra de ello es que en estos momentos sean escasas las verduras que están para ser puestas en las cestas de los consumidores. Apenas unos guisantes, unos ajetes, lechugas y alguna coliflor están listas para recoger. «Esta época es bonita para ver, por las flores que pueblan las plantas, pero a nosotras nos toca plantar ya las verduras para verano y otoño», apunta Nerea.
Ahora ya están sembrando calabaza, pimiento, tomate, zanahoria o patata para que la tierra comience a hacer su trabajo. Ellas han aprendido a hacerlo desde pequeñas aunque también han participado en cursillos de producción «en los que se enseñaba la producción convencional y no la ecológica que es lo que queríamos». De más jóvenes, ayudaban en casa a sus padres a cuidar la huerta, ya que siendo siete hermanos «todos teníamos que hacer algo si queríamos comer». Aun así, hasta hace poco no pensaban que se dedicarían ambas como oficio a ello. Amaia estudió magisterio y trabajó en una fábrica antes de decidirse por acompañar a su hermana gracias al programa Gaztenek del Gobierno Vasco y a las diputaciones territoriales.

El Ejecutivo vasco, a través del departamento de Desarrollo Económico y Competitividad, aportó una inversión de 7,5 millones para incentivar una agricultura más sostenible, ayudar a las explotaciones ganaderas menos intensivas y promover el desarrollo de la horticultura vinculada a la tierra. En ocho años han sido más de 450 los jóvenes que se han sumado al sector agrario, entre ellos Amaia y Nerea, de 30 y 40 años respectivamente, que vieron que era el momento adecuado para iniciar su aventura. «Lo que está claro es que el que se mete a hacer agricultura ecológica lo hace porque le gusta, ya que es un trabajo que exige un gran sacrificio», describe Nerea. «Aquí no hay días libres, trabajamos según el calendario biodinámico y cuando los días son más discontinuos tenemos algo de tiempo libre, pero lo aprovechamos para hacer papeleos o lo que nos toque», añade Amaia.
En sus tres años como productoras, Nerea y Amaia están comprobando que la cultura de la agricultura ecológica está calando tanto entre profesionales como consumidores, aunque desean «que los pequeños productores recibamos las mismas ayudas que las grandes instalaciones».
Los ciudadanos cada vez le dan más importancia al consumo de productos ecológicos. Según el último informe sobre consumo de la empresa Nielsen, un 10% de los españoles compra más productos ecológicos que hace un año, a pesar de que su precio sea más elevado. Nerea y Amaia, por ejemplo, surten a 30 familias con sus productos. Confeccionan cestas semanales a un precio no muy elevado para que las familias tengan hortalizas frescas y ecológicas para cubrir sus necesidades. «Hablamos con ellos, interactuamos mucho y confeccionamos al final nosotros su menú y ellos nuestra cesta, somos una familia completa», concluyen. Los propios compradores acuden a la explotación a retirar sus cestas y aprenden también de las técnicas y las costumbres del caserío. «La sonrisa de un niño que saca una zanahoria de la tierra es difícil de describir, igual que cuando ven las gallinas o juegan con los perros», confiesa Amaia.
Agricultura y ganadería
Las hermanas Arzuaga apenas disponen de media hectárea para la siembra de sus hortalizas ecológicas, aunque en el sector existen productores con más terreno. Eneek calcula que el número de hectáreas ecológicas alcanza las 2.627. En 2013, los tres territorios vascos incrementaron sus cifras de superficie del cultivo, siendo Gipuzkoa la que cosechó el mayor incremento con un 9%, frente a Araba (8%) y Bizkaia (6%). De estas superficies el 59% corresponde a pastos, praderas, forrajes y proteaginosas, el 20% a vid, el 6% a cereales y legumbres de grano, el 6% a frutales, el 5% a otros cultivos y el 4% a hortalizas. El cultivo de estas últimas ha crecido un 44% en el último año situándose en las 104,4 hectáreas dedicadas al cultivo de hortalizas.
Pero debajo de la denominación de agricultura ecológica, también se encuentra la ganadería. Menor en número, aunque de gran relevancia. El número de explotaciones ganaderas en Euskadi se sitúa en 77 y una de ellas, en este caso dos que se identifican bajo el mismo nombre, son las de Gregorio Zuaznabar y Fermín Murua. Estos dos ganaderos forman 'Behieko Sabekoetxea', una marca de productos lácteos ecológicos producidos con la leche de las vacas de los caseríos de ambos, situados en Anoeta y Altzo, respectivamente.
«Desde hace casi 20 años nos decidimos por la ganadería ecológica, aunque fue hace diez años cuando iniciamos esta aventura para hacer nuestros propios productos», recuerda Fermín Murua. En su caserío tiene 22 vacas, varios terneros y 22 hectáreas para pasto con las que alimentarlas. Ese es uno de los principios de la ganadería ecológica, el de alimentarlas con los pastos de la propia instalación. Además, existen otras normas implícitas, como el no poder tener más de dos vacas por hectárea de terreno, no utilizar ningún abono sintético para el pasto, la prohibición de usar herbicidas, que el ganado tenga la posibilidad de andar libremente por la cuadra y un uso muy limitado y concreto de medicamentos para el ganado. «En definitiva es una cultura que creemos que es la acertada y cada vez más consumidores se interesan por ella y por nuestros productos».
Los productores de Behieko hablan de la fidelización de la clientela, del impulso al sector que parece haber llegado definitivamente por parte de las instituciones y la conciencia que se va generando en torno a los productos ecológicos. «Nos damos cuenta de que la relación entre productores y consumidores está funcionando y las instituciones han mostrado su voluntad de seguir profundizando en esta línea. Ambas cosas nos dan mucha confianza a los productores ecológicos para seguir adelante», detalla Murua.
Esa evolución también tiene su reflejo en los resultados a final de año. El crecimiento de la facturación del conjunto de los operadores ecológicos de Euskadi durante 2013 creció un 30% respecto al año anterior, alcanzando los 13 millones de euros.

FUENTE: www.diariovasco.com

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